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El cáncer puede ser una enfermedad devastadora física y psicológicamente para las personas, pero ¿qué pasa cuando esta enfermedad afecta a nuestros compañeros de 4 patas?

Viviendo el día a día: lecciones de un perro con cáncer

Hoy, en el Día Mundial contra el cáncer, les quiero contar la historia de Stalin, un paciente que ha ido más allá de todos los pronósticos de los libros de medicina veterinaria con respecto a los tiempos de sobrevida de esta enfermedad.

A Stalin lo conocí en 2012, cuando trabajaba en la calle Playa El Águila, ahí llegó adulto y muy flaquito, lo habían adoptado recién de la calle y venía con su primera neoplasia: un TVT o tumor venéreo transmisible. Lo tratamos y en pocas semanas estaba recuperado. Al año siguiente, ya feliz en una nueva casa con humanos que lo adoraban tuvo lesiones en la piel que en un inicio parecían heridas por laceraciones, pero al no sanar hicimos biopsia de las masas y descubrimos que tenía cáncer de piel. Este diagnóstico era de lo peor, tiene un muy mal pronóstico, de hecho, con cirugía y quimioterapia los libros nos indicaban máximo 6 meses de vida!  Pero lo hicimos: cirugía y quimioterapia y pasó esos temidos 6 meses disfrutando de los paseos y de su comida. Nunca se sintió mal.

Al año siguiente y como era esperable por la gravedad del diagnóstico, presentó nuevamente masas en la piel. En otra oportunidad presentó masas en ojo y boca.  Esto volvió a ocurrir hasta el 2020, una vez al año aproximadamente. En todas se intervino rápidamente para evitar un crecimiento acelerado.

En síntesis: ha tenido 3 tipos de neoplasias diferentes en casi 8 años!! Un alto número de cirugías y  según los libros y estadísticas ya no debería estar vivo.

Stalin no es un guerrero, no ha “luchado” contra el  cáncer, él sólo vive el día a día. Nunca ha demostrado dolor ni debilidad por su enfermedad, se ve muy sano y se nota que vive en un ambiente feliz y gracias a los cuidados increíblemente entusiastas de su familia él sigue vivito hasta hoy, que vino a control por una cirugía de extracción de tumores.

Con esta historia, sólo quería transmitir que a veces el nombre de la enfermedad enferma más que la enfermedad misma a los humanos. La aflicción de saber que se tiene cáncer o de que un familiar lo tiene es un peso sicológico difícil de manejar para cualquiera. No tienen por qué estar felices siempre enfrentando la adversidad, tienen todo el derecho a sentirse mal, a llorar y a sobreponerse. El cáncer es una enfermedad, no una guerra.

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